La luz y la sombra se suceden en la corta vida de Álvaro Obregón, nacido en la hacienda de Siquisiva en 1880 y ultimado a traición en la Ciudad de México en 1928. Su trayectoria ejemplifica el ascenso a los primeros planos de los sectores populares de la periferia del país y la llegada del ejército y la política. De ser un modesto empresario agrícola en su natal Sonora, llegó a la más alta responsabilidad pública cuando ejerció la presidencia entre 1920 y 1924, cargo desde el que impulsó las instituciones que dieron forma al nuevo Estado nacional y al que, ignorando el postulado central de la revuelta popular, quiso regresar poco después. Militar frío y calculador, cruel en la victoria, planeaba con detalle cada enfrentamiento, estudiando el terreno, los puntos fuertes y débiles de sus tropas y de su adversario, todo lo cual no lo hizo inmune a la metralla, que en 1915 le cercenó el brazo derecho.