El zapatismo ha sido uno de los movimientos sociales más importantes en la historia de México. Su líder, Emiliano Zapata, uno de los personajes centrales de la Revolución mexicana, es asimismo uno de los mexicanos más reconocidos a nivel internacional, símbolo del agrarismo, de la lucha por la tierra, la libertad y la justicia. El zapatismo fue el movimiento más radical de la Revolución. Fue decisivo para que esta no fuera un simple cambio de gobierno, sino para que fuera una verdadera transformación, un cambio las estructuras económicas, políticas, sociales y culturales del país. Llevó a cabo la más amplia y profunda reforma agraria en la historia nacional, en la que los pueblos y comunidades recuperaron sus tierras y las defendieron con las armas en la mano. Hizo también algunas de las propuestas políticas más radicales: el parlamentarismo, el referéndum, la revocación de mandato, una estricta moralidad de los funcionarios públicos, la primacía de la sociedad civil sobre el gobierno, la supresión del ejército permanente y su sustitución por el pueblo en armas, así como un gobierno al servicio de la gente, que mandara obedeciendo. La radicalidad y la persistencia del zapatismo se explican, en buena medida, porque Zapata encarnaba una lucha y una resistencia centenarias de los pueblos de Morelos por defender sus tierras y exigir justicia. La historia de Zapata es la historia de su pueblo, Anenecuilco, y es también la historia de los pueblos originarios y mestizos del centro-sur del país por sobrevivir y vivir con libertad.