El encuentro de Auliya, una muchacha coja en trance de descubrir la magia blanca, y Abú al-Jakum, héroe joven que busca el mar, desencadena en este libro una conmovedora sucesión de portentos novelescos. Escrito con una prosa evocativa y precisa, Auliya, primera novela de Verónica Murguía, es al mismo tiempo un cuento filosófico y un relato fantástico que combina, con una asombrosa naturalidad, la erudición arábiga y el temperamento narrativo.
Esta novela, leyenda del amor y el desierto, presenta el trueque de los poderes más sugestivos y tiernos de la imaginación: el agua y la tierra, la pubertad y el valor, el reino animal y los genios malignos, la búsqueda y los caminos del aprendizaje.
Como ha dicho Carlos Fuentes sobre Auliya, la gran metáfora de la pérdida y recuperación de poderes ilumina este libro mágico y generoso. Me pregunto a veces si toda literatura, poema o narración, no es, en el fondo, consciente o inconscientemente, un heroico intento de recuperar los poderes perdidos. ¿El regreso a la fuerza del origen, a la similitud divina?