Que se vayan todos y no quede ni uno solo ¡Qué sueño! ¡Qé bello sueño! Imagínemoslo: un mundo sin políticos, un mundo sin sus amigos capitalistas, un mundo sin estado, un mundo sin capital, un mundo sin poder. un sueño inocente y poco realista, por supuesto. Sin embrago, el levantamiento en Argentina ha demostrado que la realidad no es la Realidad, que inocente no es inocente, que los sueños son más que sueños. En momentos como estos cambia la gramática y la lógica de la realidad. La gramática de los periódicos y de los medios, la gramática del análisis político, sea de la derecha o de la izquierda, es una gramática de poder y sólo puede conducir a la substitición de un poder por otro. El grito «¡Que se vayan todos!»apunta más allá del poder y nos enseña otra gramática, otra forma de pensar, otro concepto de la realidad. Este libro, aunque fue terminado antes de los acontecimientos de Argentina, es parte de la misma lucha por lo absurdo que no es absurdo, por lo imposible que es tan urgente.