La poesía de Andrea Cote se nutre del mito, llega a su pureza, a la palabra fundacional; desde esta nitidez alberga en la naturaleza y se alía con sus elementos, con esas fuerzas primigenias se robustece y vuelca en la denuncia. El largo poema que cierra el libro con un ritmo velocísimo y una ligereza de ala punza en la llaga de la vida postmoderna. Celebro la poesía de Andrea Cote que, bajo la égida lorquiana, reconoce y continúa la tradición lírica del vuelo que asciende para pronunciarse, capaz de contemplar y ver venir un jardín de tiempo entre las hojas, justo en medio de una bocanada de aire irrespirable.