A partir de un enfoque interdisciplinar, la autora presenta ciertas herramientas de la epistemología feminista para reinterpretar, desde una lectura molecular de los cuerpos que considera la plasticidad y los procesos epigenéticos, la actual distribución binaria del desempeño atlético. De esta manera, muestra la imposibilidad de caracterizar como naturales las diferencias que hoy se advierten entre cisvarones y cismujeres. En su lugar propone que las normativas de género son techos simbólicos para el desarrollo del cuerpo atlético y las habilidades deportivas, techos que se expresan biológicamente y que pueden dar cuenta de dichas diferencias de manera más adecuada en relación con la lectura esencialista androcéntrica que asume el sexo como la causa de estas