Michel Onfray, en su libro Política
del rebelde describía la economía
como una alquimia caníbal, una
especie de ciencia oculta,
misteriosa y críptica que sirve para
cocinar un caldero que traga vidas y
genera oro. Esta imagen nos es útil
para entender la manera en que
Tiqqun se acerca al mal llamado
conocimiento o ciencia
económica. Esta actividad turbia en
diversas intensidades, que, con una
serie de extraños e indescifrables
signos, convierte la vida en tiempo
y el trabajo y la actividad humana
en una masa informe adaptable a
cualquier fin económico (es decir,
en un fin propio).