¿Qué era el Movimiento Todos por la Patria? ¿Cuál era su estructura interna, su metodología, su proyecto político, su visión de poder? ¿Por qué confluyeron allí guerrilleros de organizaciones armadas de los setenta, trabajadores con antedecentes de lucha sindical, jóvenes activistas barriales y cristianos, intelectuales, religiosos y luchadores por los derechos humanos? ¿Por qué eligió definirse como un movimiento amplio y antisectario, construido a imagen y semejanza del model insurreccional que había impulsado al sandinismo en Nicaragua? ¿Por qué se había marcado como prioridad la defensa de la democracia participativa y qué razones motivaron la apuesta fugaz por vía electoral, sin soslayar al trabajo de base que le valió un considerable crecimiento? ¿Qué concepción político-militar se impuso para que sus principales cuadros encabezaran una columna de 46 compañeros que el 23 de enero de 1989 ingresó al cuartel de La Tablada para intentar generar una insurrección popular? ¿Cuál era la estrategia general que contaba con La Tablada como primer eslabón? ¿Dónde se situaron los errores políticos y por qué fracasó el plan en términos operativos? ¿Por qué nunca pudieron los sobrevivientes juntarse para realizar un balance crítico y qué motivaciones provocaron que la realidad fuera reemplazada por un discurso construido sobre la base de eufemismos y medias verdades, que protege tanto como distorsiona? ¿Por qué, más de dos décadas después, las sombras tiñen de gris la crónica de los acontecimientos?
Desde este punto de partida iniciamos este viaje en procura de una verdad que, después de tantos años de versiones cruzadas, pretendemos develar.