En Suiza y Alemania Dorothee Elmiger está revolucionando la escena literaria.
La autora rechaza la narración tradicional y logra un texto contemporáneo y potente. Elige la estructura de borrador para poner en escena un caso psiquiátrico, la Biblia, Flora Tristán, la historia de un ganador de lotería que termina en bancarrota, la revolución haitiana, Merleau Ponty, Nijinsky, canciones, Di Benedetto, para así pensar el cuerpo femenino y el colonialismo. El azúcar atraviesa todo el texto, en relación con el deseo, el hambre y la codicia.
Es la forma la que conecta el material diverso y la que nos conduce a la vorágine de los problemas, sin pretender que la literatura pueda controlar los conflictos.