¿Qué es lo que, pese a todo, queda del arte, en un gesto artístico que podemos estimar o sobrecargar de significaciones y que no abre un mundo, sino más bien da simplemente cuenta de un mundo cerrado, de un mundo clausurado, de un modo justamente sin apertura? Quedan al menos dos cosas muy importantes. En primer lugar, queda el gesto, y, en segundo lugar, aunque no se sepa cuál sería la palabra más apropiada, se diría que al final del gesto queda el signo, pero un signo que ya no significa.