Este trabajo explora los esfuerzos de una pequeña comunidad del Estado de Oaxaca, en la región denominada la Mixteca Baja, por mantener su sistema de gobierno tradicional en el contexto de un intenso proceso migratorio.
La migración a Estados Unidos ha sido una práctica que desde hace por lo menos seis décadas ha acompañado a muchos pueblos de Oaxaca. Sin embargo, cuando el fenómeno migratorio comenzó las comunidades no imaginaron que lo que parecía ser la solución de los problemas económicos de muchas familias a la larga también tendría efectos no deseados sobre la vida comunitaria y les plantearía diversos retos. En este libro Nancy Wence reflexiona sobre lo que constituye uno de los mayores desafíos que enfrentan numerosas comunidades oaxaqueñas: la pérdida de la población joven y adulta, la cual por lo general asume las principales responsabilidades comunitarias. Analizar las consecuencias que tiene la emigración sobre la vida comunitaria me parece urgente y relevante, en particular en un estado como Oaxaca, en el que la fuerza y la riqueza están estrechamente relacionadas con la comunidad y en el que ha habido luchas muy importantes de los pueblos originarios por defender sus territorios y formas organizativas. Es también pertinente porque a pesar de los muros cada vez más altos, muchos jóvenes siguen percibiendo la emigración internacional como la única posibilidad para mejorar sus condiciones de vida, pues ni el Estado ni los partidos políticos han sido capaces de ofrecer alternativas a la gente para que no tenga que emigrar.
A partir del caso de Santa María Asunción, una agencia del municipio de Ixpantepec Nieves, Nancy Wence propone una ruta interpretativa muy interesante del fenómeno del vaciamiento de las comunidades y de la lucha de los pueblos indígenas por mantener sus formas de organización y gobierno. Santa María Asunción se ubica en la Mixteca Baja. Es una agencia que se rige por el régimen llamado de "usos y costumbres", cuenta con una historia migratoria de más de 60 años y según el último censo tiene sólo 482 habitantes, la mayoría ancianos que se dedican a la agricultura, a la crianza de aves de corral y al tejido de palma. Dadas sus características demográficas y su historia migratoria, el caso de Santa María Asunción es un ejemplo extremo de lo que ocurre en muchos otros pueblos de Oaxaca, que también han perdido gran parte de su población joven.