Las voces femeninas que integran el coro bien afinado de Eras nadie confluyen hacia un mismo centro gobernado por la visión de una mujer fragmentada en diversos rostros, los cuales se reflejan en el espejo cambiante de la vida cotidiana. Inmersa en el ritmo centrífugo de la ciudad de Nueva York, capital de las superficies resplandecientes, aunque también del subsuelo donde se dan cita existencias marcadas por la alteridad y la marginalidad, la novela de Sei Iturriaga Sauco entrega una radiografía cálida y a la vez melancólica del desarraigo que constituye, quizá, el rasgo más distintivo del mundo contemporáneo.
Mauricio Montiel Figueiras