Rosa Gaytán nos sumerge en el íntimo mundo de los recuerdos, pero también en el soleado y exótico trópico mexicano. La autora revive un pasado casi idílico a partir de elementos sutiles: olores, prendas, anécdotas sencillas. Su voz, dotada de gran sensibilidad, une la mirada infantil y la adulta en una sola. Los abuelos, la tierra natal y la naturaleza son parte de un pasado que convive con el presente como dos caras de una misma moneda, sin nostalgia ni añoranza. Por estos versos danzan ríos, sierras, frutas y fotografías. Las ideas e imágenes, como nubes, adoptan las más diversas formas, renovando siempre la sorpresa del lector. Con unas cuantas pinceladas, la autora recrea, más que paisajes o personajes, la relación que tiene con éstos. A partir de estas relaciones se va trazando una identidad femenina.