Leer estos textos y entrevistas es también un tremendo ejercicio de memoria que nos alerta sobre la necesidad de nutrir nuestro quehacer con conceptos y teorías que van naciendo desde nuestros propios cuerpos*territorios. Rescatar la oralidad de nuestras luchas y sistematizarlas nos vuelve reflexivas y nos da la posibilidad de salir del tareismo que tanto atrapa y que a veces nos roba la claridad estratégica de nuestro caminar: muchas veces o no vemos la importancia histórica del registro o viendo esta importancia, el mismo tareismo excluye la síntesis y divulgación de nuestras experiencias como un ítem prioritario en nuestras organizaciones y/o comunidades; por lo tanto, he aquí un nuevo valor de esta compilación, pues nos planta un riquísimo jardín florido de conceptos dispuestos para fertilizar las rebeldías y resistencias anticapitalistas, anticoloniales y antipatriarcales que cada una de nosotras está sosteniendo en su territorio.
Por lo tanto, al avanzar en la lectura se va realizando un ejercicio de despatriarcalización del mismo feminismo, pues aparece e irrumpe el valor y la gracia de lo plural de nuestros cuerpos*territorios, de nuestros territorios y de los conceptos y propuestas que nacen de la conjunción de ambos. Es tan placentero el viaje que se realiza por estas páginas que incluso aparecen tensiones tan clásicas como la posibilidad/imposibilidad de hacer la lucha feminista desde organizaciones de izquierda, revolucionarias o mixtas (las historias de las compañeras de las revoluciones cubana y venezolana se inscriben aquí) o se devela la desconfianza que muchas feministas de clase aún tienen de las luchas travestis o transexuales (recomendado e imprescindible es el texto de Las Innombradas).