El universo que Mercedes Roffé recorre en Glosa continua no se limita a establecer vínculos con diversas zonas de la literatura, sino que incorpora con el mismo fervor las artes plásticas, la música, la antropología, las políticas culturales y una ética que como señaló Francine Masiello, sin estridencias ni autoritarismo, hace de cada una de sus páginas una meditación sobre la responsabilidad que nos cabe a todos en la aldea mundial que habitamos.
Desde el papel fundante de la poesía moderna del colombiano José Asunción Silva hasta las más recientes propuestas de ruptura de Ann Lauterbach, la integrante más experimental, junto a John Ashbery, de la New York School; desde una crítica a Wittgenstein hasta una no declarada admiración por Héléne Cixous; desde la reflexión sobre siglos de pintura china hasta el arte del desnudo en Mapplethorpe o en una tapa de PlayBoy, Glosa continua va delineando un espacio en el que las más diversas expresiones intelectuales y artísticas tejen una red compleja y gozosa en la que lo hispanoamericano de Estanislao del Campo a María Zambrano, de Sor Juana a Raúl Zurita se redefine en su constante diálogo con otras tradiciones, otras lenguas, otras poéticas.