El término encarcelamiento masivo fue utilizado por primera vez por especialistas en el campo del castigo y la sociedad para describir el tremendo cambio en la escala del encarcelamiento que comenzó a finales de los años 70 y se hizo visible para los seguidores de los gráficos de encarcelamiento a mediados de los 80. Con el tiempo, estos especialistas y los activistas expresaron una larga lista de críticas al encarcelamiento masivo, incluyendo la desproporcionalidad racial, los altos costos colaterales para las comunidades de mayor encarcelamiento y el muy discutible efecto de la reclusión en la reducción de la violencia. Después de 25 años, estas críticas han comenzado a ganar cierta tracción política, impulsadas por la reciente crisis económica que ha obligado a los líderes políticos estatales a considerar los recortes, incluso al presupuesto penitenciario, así como por el hecho más feliz de que la mayoría de las reducciones de delitos en los Estados Unidos durante los años 90 se han mantenido a pesar de las dificultades económicas. La conclusión de este libro cuestiona las suposiciones definiendo un nuevo sentido común sobre las cárceles, los presos y la prevención del delito que está surgiendo como respuesta al encarcelamiento masivo.