Un conjunto de poemas construye un libro, un libro construye una voz. En el caso de La construcción se trata de la aparición de una voz adulta, directa y despojada que mira a su alrededor. Los poemas hacen un camino inverso, desandan el tiempo cronológico: del hijo, la casa, el parto, al tiempo de pre maternidad y niñez, estampas del pasado, apuntes de la construcción de ese presente. El trabajo previo a toda construcción es preparar el terreno y si es necesario hay que destruir lo que estaba antes. Es la destrucción de una adolescencia eterna. En la voz lírica de estos poemas hay un acercamiento al mundo infantil, pero esto no deriva en infantilismo sino en una percepción diferente de las cosas diarias. Los niños son livianos, parecen burbujas en su fragilidad, se pueden acunar en un lavarropas apagado pero también se enfrentan con imágenes que lindan lo oscuro, lo terrible. La construcción da cuenta del trabajo de levantar las paredes de una cotidianeidad que incluye la poesía, el tiempo previo al libro, la crianza, el instintivo aprendizaje de observar lo que muchas veces pasa desapercibido. María Paz Levinson