Desde hace varios años, las salas de juego son parte fundamental de nuestras ciudades. Por allí deambulan vidas de todos los sectores sociales y provenientes de todos los recovecos urbanos.
Los bingos, institución capital de nuestro tiempo, no sólo se explican por lo económico: en tiempos de prosperidad o en momentos de crisis, las salas de juego siguen convocando multitudes.
Una de las hipótesis de este libro es que los bingos operan como una máquina terapéutica, sumamente productiva. Las salas son eficaces para regular los estados de ánimo de los cuerpos que padecen la ciudad precaria.
Los bingos, entonces, como dispositivos sociales, existenciales y políticos. Territorios estratégicos para pensar la época, las coyunturas políticas y vitales, los modos de integración e inclusión contemporánea.
Territorios ambivalentes -esta es otra de las hipótesis centrales de esta investigación-, porque en ellos no sólo es posible mapear los dispositivos de mando sobre nuestras vidas, sino también las apropiaciones singulares que se dan en su interior.