Las cosas que digo son ciertas, dice un poema de Blanca Varela. Me gusta el tono de ese verso, de afirmación sin altisonancias, de manifiesto sin réplica ni exigencias. Yo querría hablar en ese tono como quien constata. Como quien celebra lo que hay y también lo que todavía no ha llegado a ser o no ha sabido conquistar. La inseguridad, los miedos, la soledad terrible están allí, cada vez que nos sentamos a escribir, pero también la luz, la exaltación, la posibilidad de comprender un poco más, de transformar eso que Ana Cristina Cesar llamó la maldad de escribir en un acto que pueda consolarnos de todo lo que nos deja ausentes a nosotras, de nosotras mismas.» María Negroni