Los pequeños lectores que se acerquen a este libro pueden encontrar en él no sólo
magníficos poemas y bellas ilustraciones, sino una oportunidad para exaltar su fantasía,
para pasar de puntas entre las líneas, saber que los sueños hacen encontrar el camino a
casa, a ese hogar verdadero que se encuentra en el corazón y el alma, transformarse en ese
niño ave que encuentra en estos poemas y estas ilustraciones la palabra que crea , la
imagen que motiva, que lo hace entablar conversaciones con las palabras, con los
elementos de esa naturaleza de la que nos hablan los poemas: asombrosa, con ojos y manos
y sentidos.
Poemas que llevan al lector a saltar en un charco y empaparse de locura, a tocar su sombra
y caer en ella de tan vívida y profunda, a vestir el atavío de la libertad.
Poemas que con su ritmo y sus onomatopeyas nos llevan a sincronizar nuestro corazón con
los sentidos: el oído y la vista, con los poemas que nos hacen vibrar en nuestro interior:
ronroneos que suavemente nos muestran las maravillas que encierra este libro, las
sensaciones vivísimas, los cantos de sirena que nos estremecen y nos transportan a ese otro
mundo creado por virtud del arte de este hermoso libro.