Martin Boyne, «un individuo crítico y cauto de cuarenta y seis años a quien difícilmente alguien asociaba con sucesos románticos e inesperados», ha decidido poner fin a su vida nómada de ingeniero y compartir la madurez al lado de Rose Sellars, la mujer de la que se enamoró en su juventud y que ahora es una respetable viuda instalada en Europa. En el barco que debe conducirlo a ella, Boyne se encuentra con los hijos de unos viejos amigos, los Wheater: una animada prole de siete niños, desde un recién nacido a una muchacha de casi dieciséis años de edad, producto de distintos matrimonios
y distintos divorcios. De crucero en crucero, de Hotel Palace en Hotel Palace, de Argel a Venecia y de allí a Cortina, esta tropa ha jurado, bajo el liderazgo de Judith, la hija mayor, encontrar «un hogar cálido y estable» y permanecer unida pese a los ocasionales caprichos de sus distintos padres (dos ociosos millonarios, un príncipe italiano, una estrella de cine) de separarlos. Boyne cae subyugado por el ímpetu de Judith y casi sin querer se encuentra tutelando sus tremendos planes; de pronto la madurez se le aparece como «la escalofriante mediocridad de la vejez» y la mujer con la que esperaba casarse, una ominosa figura que no encaja en este inopinado idilio.
Los niños pertenece al ciclo final de las novelas de Edith Wharton: tenía casi setenta años cuando la publicó en 1928. Fue uno de sus mayores best sellers y una de sus obras maestras.