En diciembre de 1981 un batallón de soldados salvadoreños entrenados por el ejército de los Estados Unidos entró en el Mozote. Mataron a centenares de mujeres, hombres y niños. A muchos de ellos los decapitaron. Aunque la masacre fue denunciada en el país de Ronald Reagan, con fotografías y otras pruebas, el Gobierno lo tachó de propaganda, la sociedad civil olvidó el caso y, lo que todavía es más grave, la guerra del país centroamericano continuó con su terrible destrucción de vida, gracias al capital y a la logística estadounidenses.No fue hasta 1993, cuando Mark Danner publicó su mítico reportaje en The New Yorker «La verdad sobre El Mozote», que los periodistas y los políticos de los Estados Unidos tomaron conciencia de la gravedad de los eventos ocurridos más de una década antes.