Segundo libro de la trilogía familiar que Kincaid comenzó con Autobiografía de mi madre y que se cierra con un retrato de su padre en Mr. Potter. La prosa soberbia de esta genial autora se pone al servicio, en esta ocasión, de la narración de una experiencia real: la muerte de un hermano enfermo de sida. Una lectura dura, que muestra sin complejos destellos de ternura sin caer en la sensiblería, una historia conmovedora que ahonda en la incomunicación de las relaciones familiares y que expone, de un modo contundente, diferentes sentimientos ante la muerte.