Fragmentos
Aquí, desde donde llegué
Así es para mí este andar. Soy Maricarmen, de segundo nombre Victoria, mujer ya madura de cuerpo, con un alma aventurera a pesar de unos ojos que ya no ven, con una cabeza deseosa de seguir entendiendo lo que sucede, con la música, las artes y la palabra como aliadas, con un corazón sensible que no encuentra paz y que sigue buscando, a veces con torpeza, aunque con esperanza, su solución.
Fui la primera, la mayor de una inusual familia de artistas, con un padre tranquilo, de cabeza pensante y alma creativa, y una madre inteligente y temeraria que nos enseñó a mis tres hermanos, a mi hermana y a mí, a disfrutar como sea de lo que sea. En mi caso, trató de poner a un lado los límites reales de mi percepción marcada por una discapacidad visual congénita que me hace distinta.
Sí, nací el primero de agosto de 1962, inaugurando a mis padres como tales. A los tres meses les di una sorpresa: el producto venía defectuoso de fábrica, tenía glaucoma congénito. Algo había que hacer para que sus ojos no dejaran de ver lo que unos ojos normales. ¿Y qué son unos ojos normales? ¿Acaso todos ven lo mismo?