Poesía e imagen dialogan en parque de las ruinas, diálogo que resulta en un interesante cuestionamiento de la mirada a partir de constantes cambios de escalas, temporales y espaciales, que hacen perceptibles aspectos inadvertidos de lo real. Ver de nuevo, ver desde otra perspectiva, ver en otra escala, es también hacer que las cosas existan de otra manera: lo infraordinario se transforma en extraordinario y el presente se puebla de los fantasmas de la Historia. Es lo que evocan las imágenes de ruinas, imágenes dialécticas de distancia, dilaceramiento y pasaje. Así, el montaje de restos diversos y heterogéneos fotografías, cartas, postales activa una supervivencia a menudo fantasmal y paradójica. En la grieta abierta entre esos restos se cuela una visión del tiempo contemporáneo sombría y atravesada por violencias de diverso origen.