La Nona y Catalina, abuela y nieta, tienen que huir a México a causa de la dictadura argentina. Las dos aterrizan en un lugar nuevo donde tendrán que reconfigurarse un muchos sentidos. De entrada, como sucede en los exilios, las familias se reorganizan en tamaños y estructuras únicas. Catalina es apenas una niña, lo entiende a su ritmo. Su mirada en apariencia inocente observa una ciudad chilanga que se abre en un país con vida propia. La Nona, que enarbola una sabiduría singular, es un lucero identitario. Las preguntas sobre la historia y el presente, llegan a su tiempo. México y Argentina son países lejanos en el mapa, pero el espacio-tiempo los funde en una noción hecha de dolor pero también mucho amor, lo argenmex, que palpita y ha echado raíces en el sur y norte del continente. Este libro no se queda ahí, sino que se desarrolla, llegando también a otras geografías. Como si fuera una telaraña, está hilvanado con cuidado, captura y, sobre todo, cruza hilos de múltiples sentidos, desde los históricos, políticos y nacionales, hasta los de la infancia, lo familiar y lo individual.