La mirada a veces podrá desdoblarse y asistir puntual al despliegue alterno de una conciencia obstinada en no querer saber si la palabra que encierra es temblor o sentir inasible, que atruena y se derrumba ante el sueño que la fustiga por la espina de un árbol no caído del cielo o por esa tu indolencia de herirte en mí.