Poeta, performer, traductora, Cléa Chopard practica un arte mutante. La escritura disruptiva de ancolía común engarza discursos dispares el catálogo botánico, la introspección narrativa, el ensayo de antropología farmacológica, el vuelo lírico en caída libre, el prospecto medicinal, creando un continuo cuyo poder de encantamiento rehúye toda clasificación. Palabras como flores, síntomas como lenguajes, remedios como metáforas. El cuerpo, campo de pruebas del pensamiento. Y un espíritu habitado por sus propios simulacros que se investiga y se inocula por obra poética una medicina adictiva y paradójica: la que produce este libro-laboratorio, fascinante invernáculo de injertos lingüísticos y eclosión verbal.