En diálogo constante con el pensamiento de Lacan y la práctica psicoanalítica, este trabajo filosófico en torno a la obra de Badiou es también, y quizá ante todo, una labor con el lenguaje: una búsqueda para captar los fallos y los intervalos por donde se escurren tanto el deseo como la pulsión; una exposición de los puentes corredizos por donde se cuelan los afectos; y una indagación de las brechas por donde logra aparecer, aunque sea rara e intermitentemente, lo real en su materialidad propia o impropia. El autor, en este sentido, sigue fielmente la pista abierta por el antifilósofo Lacan y vuelta a recorrer por el filósofo Badiou para definir el cruce o el enlace entre psicoanálisis y política en términos de lo que podríamos llamar una lógica de lo real. Nos ofrece una prueba contundente de que no sólo es posible leer a Badiou desde América Latina sino que, además, desde pocos lugares del mundo se ha leído a Badiou con tanta atención para la puesta en práctica de su pensamiento, o para su praxis filosófica, con sus promesas todavía sin cumplir y sus limitaciones aún sin detectar.