ÍNDICEIntroducciónI. Crítica a una cultura estática y anestesiada de derechos humanos. Una mirada desde lo instituyenteII. Por una recuperación de la democracia como poder popular y de los derechos humanos a partir de sus luchas instituyentesIII. Derechos humanos (vaciados), constitucionalismo (oligárquico y de los negocios) y democracia (sin demócratas) en el mundo contemporáneoIV. Co-educar y co-enseñar derechos humanos: algunas propuestasV. Derechos humanos, no colonialidad y otras luchas por la dignidad: una mirada parcial y situadaVI. Inversión ideológica y derecho penal mínimo, no colonial, intercultural y antihegemónicoVII. Trabajo doméstico, desigualdad y explotación: un atentado contra la libertad y la dignidad humanas en el contexto de las sociedades latinoamericanasVIII. La inmigración y la trata de personas cara a cara con la adversidad y los derechos humanos: xenofobia, discriminación, explotación sexual, trabajo esclavo y precarización laboral
En su origen, los derechos humanos están unidos a luchas
instituyentes, a procesos de vindicación que anteceden
a la creación de toda norma o legislación. No obstante,
al delegar su cumplimiento en las instituciones, su
carácter como defensas históricas y de creación continua
queda sustraído de aquello que les da significado. A partir de este horizonte, David Sánchez Rubio propone
devolver esta cualidad instituyente a los derechos humanos,
para ligarlos a una praxis continua que atienda las
necesidades y corporalidades humanas sin excepciones,
y con el menor grado posible de abstracción.El presente libro no contiene tesis definitivas; están en
construcción. Parten del formal extrañamiento ante el
secuestro de la capacidad de lucha constituyente popular
y de la acción cotidiana. ¿En qué momento se sustrajo
la participación social de los procesos constituyentes
y legislativos? La capacidad de la sociedad civil para
implementar sus propios sistemas de garantías dentro
o fuera del marco legal debe ser restituida no para
atentar
contra las normas, sino para complementar la dimensión
institucional que sólo concibe derechos humanos
de manera post-violatoria; es decir, una vez que se
han quebrantado. Un fuerte compromiso ético por lo humano
y sus condiciones dignas de existencia junto con
la naturaleza fluye en este intento, dirigido a insuflar la
defensa y la construcción diaria del derecho.