Con el estallido de la crisis de la violencia, que ha cobrado entre las mujeres una dimensión especialmente cruel, es legítimo preguntarse si la justicia penal puede ofrecer una solución efectiva. Para responder a esta pregunta, Lucía Núñez empieza por señalar la parcialidad del sistema penal, así como el hecho de que se basa en una lógica patriarcal y excluyente que se ejerce de manera masiva y sistemática contra los sectores más marginados de la población.
En este libro, Núñez analiza una serie de leyes especialmente relevantes para las mujeres desde una perspectiva histórica y de género, demostrando la desigualdad estructural del sistema penal desde su concepción misma. En este sentido, hace una crítica al feminismo jurídico punitivo, es decir, aquel que cree poder usar el derecho, y en general la justicia penal, para contrarrestar el daño y la violencia que sufren las mujeres. Expone su insuficiencia teórica y política y lo aborda como una ilusión peligrosa: si bien se obtiene el reconocimiento de los delitos contra las mujeres como crímenes, la mayoría de las veces esto conlleva la reducción de las mujeres a víctimas necesitadas de la protección del Estado.Ante este complejo problema, se propone el enfoque del minimalismo penal, que se basa en la convicción de que la garantía de la libertad no se encuentra en el ensanchamiento de un sistema punitivo desigual y sexista, sino en su limitación y en la efectividad de los derechos fundamentales.