Este libro propone un trasvase del mundo de la caza de animales al mundo de la caza de personas.
A partir de este giro, la caza, con toda la trama de conceptos que la atraviesa, tales como el rastro, la batida, o la pieza, se convierte en el eje central de un relato que nos acercará al modo en que un régimen de poder se abalanza sobre las personas. Pero no de cualquier persona. El poder que caza se cierne sobre aquellas subjetividades que encarnan la existencia de un riesgo y, en torno a ellas, rastreándolas, irrumpirá la necesidad de neutralizarlas, de capturarlas, de expulsarlas. A esas otras subjetividades, que aquí aparecerán mayormente bajo las figuras del (sospechoso de ser) terrorista y del migrante, se las puede cazar y, acaso, se las debe cazar.
La caza de personas nombra una mutación de lo bélico impulsada por el discurso hegemónico de lo securitario, una forma de guerra en constante movimiento que busca dar cuenta del sujeto amenazante. Este libro se adentra en este entramado bélico, en sus condiciones de posibilidad, en su despliegue y en sus violencias constitutivas. El poder y la caza de personas nos narra cómo encaramos hoy otras guerras, otros cazadores y otras presas. No cabe duda que abordamos una temática singular que, desde el inicio mismo, conceptualizada en estos términos, habría de comportar sorpresa, cuando no reticencia. ¿Estamos ante un poder que caza personas?