El libro contiene doce lecciones dadas por el autor en la Universidad Central de Madrid en 1933. Ortega desarrolla el planteamiento de los problemas generales de la historia y de la "historiología". Analiza los acontecimientos que causaron el inicio y evolución del pensamiento moderno. La vida de Galileo, en su opinión, marca el inicio del imperio de la razón pura, que comienza con la "rebelión de las ciencias" frente al dominio precedente de la teología. Se hace un estudio del cristianismo como forma de vida, su aparición, justificación histórica y desarrollo, hasta convertirse en el elemento central de la cultura occidental. El autor analiza el cristianismo al margen de la fe y de cualquier dimensión sobrenatural, lo que le lleva a tratar la religión como una más entre las teorías filosóficas existentes. Ortega considera equivocadamente que la base del cristianismo es el reconocimiento de la nulidad del hombre y de la naturaleza. La verdadera línea de desarrollo de la filosofía cristiana --marcada, según él, por Duns Scoto, Eckhart y Nicolás Cusano--, desemboca necesariamente en una completa ruptura entre la fe y la razón. La doctrina de Santo Tomás habría supuesto, en cambio, una deformación del cristianismo, un intento de "racionalizar la fe" mediante la introducción del aristotelismo en el estudio de la teología.