Mi madre me criticaba y decía que yo era sofisticada, extravagante y exótica(risas)dice la poeta Blanca Lema en una de sus entrevistas. Y eso parece un detalle al pasar; sí, un motivo de risas, pero en verdad esa suerte de impromptu ligero describe uno de los rasgos de sensación de su poética. Es decir que su escritura posee la cualidad de un raro refinamiento
La sofisticación coincide con lo decadente y displicente y extravagante porque se dice fuera del modo común de actuar y asimismo exóticamente al hacer referencia a una criatura peregrina (como en sus novelas), de diferente tela de quienes la observamos y de todos los objetos y seres que ella va nombrando. Se trata de algo que trae desde territorios muy lejanos. Su poesía en apariencia tan simple pertenece a la extrañeza que nos infunde cada poema, que nos lleva a seguir leyendo lejos, muy lejos, y a seguir estudiando como solfeando sus notas y figuras; como si se nos hubiese borrado toda huella de conocimiento y de autonomía y nuestra lectura fuera una adecuación a la sorpresa, a lo indeterminado. Si como dice Foucault pensar que alguien está solo es orar por él, hay que pensar que estos poemas y su poeta están solos
para entrar humildemente en la oración, en el sermón de sus palabras.
Arturo Carrera