La tela agujereada es una novela que seduce con humor suavemente irónico, una trama disparatada y desfachatada que avanza casi sin darse cuenta. Algo así como el deseo de Artaud: ser llevados a esa puerta enfrentada a una realidad que jamás hubiésemos consentido. Un Bruce Lee millenial, los revoleos de la señora Chung (o Cheng), una generación entre bandas de rock y Dvorák, el mundo del video y sus reproducciones, experimentos fallidos o exitosos
Kurt, el protagonista que le roba cartas a Papá Noel y busca aprender a llorar con un tutorial de Youtube, nos contestaría: «no es la pregunta, no es la pregunta». ¿Quiénes saben de esta tela agujereada? ¿Las chicas adolescentes de pelo violeta? ¿Los clandestinos activistas del barrio chino? ¿Geisha y su evolucionada transexualidad de cisne negro? Así, con el ritmo de una película de acción, y bajo la excusa de una historia de amor, somos interrogados por nuestro lugar en el mundo.