MEZZADRA, SANDRA (COMPILADORA)
Lejos de manifestar el enésimo síntoma de una era privada de la imaginación suficiente como para dotarse de nombres propios, lo postcolonial marca un tiempo de transición en el que lo antiguo permanece todavía entre nosotros, constituyendo un presente que aún no ha encontrado su forma paradigmática. En este sentido, lo postcolonial señala el fin de una época, la de los grandes imperios coloniales, seguida de la independencia del dominio colonial directo y la formación de nuevos Estados, a la vez que la emergencia de nuevas relaciones de dominio que sólo pueden ser consideradas a la luz de la reinvención de los viejos dispositivos coloniales. El mundo postcolonial viene así encarnado por la persistencia de muchos de los efectos de la colonización implicados en el desplazamiento del eje colonizador/colonizado y en su interiorización dentro de la sociedad actual. Indicaría una nueva situación significada por una transversalidad de origen colonial que ahora puede ser encontrada, revisada, en cada rincón del planeta. De este
modo, lo postcolonial no sólo destaca las nuevas relaciones de dependencia y dominio del Norte sobre el Sur, sino la irrupción plena y exuberante de las «colonias» en las «metrópolis»: el crisol étnico de las grandes ciudades, la aplicación de formas de derecho neocolonial sobre migrantes y minorías, la reactualización permanente del racismo como forma de gobierno y el tesoro, a la espera tan sólo de nuevos herederos, de las luchas anticoloniales.