Un elemento que se repite en la escasa tradición de la poesía chilena deportiva es la alegoría. Los deportes por lo general son tratados en ella como símbolos de una derrota profunda que parece habitar de manera subterránea la cultura nacional.
Este libro enriquece ese relato. En él se despliegan, a través de la metáfora del boxeo, diversos tipos de violencia: la violencia contra la mujer, la violencia contra los pueblos originarios, la violencia del sexo patriarcal y la violencia contra el cuerpo como símbolo de la identidad.
Kewakafe subvierte la densidad de estas violencias al convertirlas en erotismo y escritura. Más que hablar de la derrota de un pueblo o del fin de una relación amorosa, da cuenta de la lucha y de la resistencia contra cualquier forma de dominación. En lugar de responder las agresiones con golpes o con disparos, como suele ocurrir con la cultura falocéntrica dominante, la poeta-kewakafe contrataca con versos: «Solo sé golpear con palabras», dice. Su poética es la construcción de un lenguaje erótico y erosivo de la resistencia, que a su vez cristaliza una forma de sabiduría ancestral: convertir la experiencia del dolor en belleza, lucha y sanación.