Pensar la femineidad bajo los auspicios del sacrificio, es también pensar la relación de la mujer al trauma singular o colectivo, que, por este evento, ella revela. En este sentido, el sacrificio es un acto de desobediencia, siempre. Comprometido en contra de la moral común, hay un acto singular, situado en un tiempo y en un lugar preciso, sin vuelta atrás.