Lengua de loca es un ejercicio discursivo que se mete como el filo de una cuchilla para abrir un tajo por el que se filtran otras conexiones para los acontecimientos que se acumulan semana a semana. La malla de referencia que ofrece Esther Díaz en cada uno de los textos de este libro rompe el aislamiento de las cosas de todos los días. No hay ni esta crisis, ni esta hambre, ni este héroe en particular. Hay en cambio aleteos de mariposas filosóficas, históricas, culturales capaces de causar vendavales, de dejarnos incluso flotar en el viento porque antes y después también se flotó y se flotará, y en cada vuelta del tiempo otros círculos se habrán dibujado.
Sus escritos son una provocación, un descarado desafío en el que toda una red de sentidos que titilan como lentejuelas nos salvan del cerco de los algoritmos.
Este libro nace de un deslumbramiento. O un alumbramiento híbrido entre un género plebeyo y otro exquisito; hijo de malas madres.