En su momento de mayor celebridad como dramaturgo, hacia 1891, y habiendo publicado ya su novela El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde conoce a Bosie, sobrenombre de lord Alfred Douglas, e inician una apasionada relación. El padre del joven, el marqués de Queensberry, escandalizado, se dedica a investigar al escritor para luego denunciarlo por prácticas homosexuales. En el juicio, Wilde es declarado culpable de los cargos de conducta indecente y sodomía, y condenado a dos años de prisión y trabajos forzados. Su vida cambia abruptamente y muere, exiliado, apenas unos años después.
Esta es la transcripción de ese juicio, traducida por Ulyses Petit de Murat y publicada por primera vez en 1967 por la Editorial Jorge Álvarez. Leer hoy, a más de de un siglo, todo lo que se dijo en ese proceso judicial y que implicó la expulsión de la sociedad de un artista admirado y reconocido resulta perturbador, y nos recuerda que la intolerancia hacia todo lo que no sea como uno desea persiste e insiste.