Mis amigas están cansadas, de Iveth Luna Flores, nos lleva en un viaje preciso, sus versos saben el lugar que ocupan en el mundo y entregan desde ahí una poesía inconforme y descarnada, una poesía nítida que nos hace sentir la incomodidad de quien ha encontrado las palabras exactas para nombrarse y, con ella, nombrarnos a partir de muchas sesiones de psicoterapia y autoanálisis.