Escrita con sencillez y sabiduría, como corresponde a la vocación docente y a la pasión por la música de la autora, esta obra revela una historia desconocida que devuelve su lugar primordial a la mujer como guía y orientadora de los hijos propios y ajenos, como intérprete y compositora.
El recorrido arranca en los orígenes del país cuando confluyen las tradiciones musicales de los pueblos originarios (que se expresaban en las melopeas tradicionales que las indígenas cantaban a voz en cuello), con las traídas por los conquistadores. Estas se difundieron gracias a las guitarras y vigüelas ejecutadas por manos femeninas que incorporaban los cantares importados de Europa.
La acción de las mujeres fue ineludible en la generación de formas musicales mestizadas. También resultó necesaria la mediación femenina para que en los salones se dieran a conocer los nuevos compositores y las nuevas concepciones estéticas.
Ana Lucía Frega nos entrega, junto a un libro sobre la relación entre las mujeres y el arte, una visión de conjunto de la actividad musical en la Argentina.
María Sáenz Quesada