Durante los últimos treinta años se han producido en América Latina una serie de reformas de la justicia penal que han tratado de cambiar la dinámica de su funcionamiento. Comúnmente han sido definidas como el pasaje de un "modelo inquisitivo" a un modelo acusatorio". Este tipo de proceso ha tenido diversas encarnaciones particulares en distintas jurisdicciones. En torno a cada uno de estos objetivos se estructuró un "programa", entendido como una amalgama discursiva compleja que definió no solo por qué y para qué la reforma de la justicia penal, sino también el qué y el cómo de esta. Cada uno de estos programas contenía una promesa de lograr un ideal para la nueva justicia penal, en relación con su objetivo específico. Estas imágenes ideales han sido distintas : una justicia "garantista", una justicia "transparente", una justicia "efficiente". A su vez estos distintos objetivos e ideales, han sido traducidos en el marco de cada proograma, en toda una serie de propuestas de medidas particulares para su realización en la justicia penal reformada. Pese a que han transcurrido muchos años y se han producido numerosos procesos de reforma en la región, el debate público y político sigue estando estructurado prevalentemente de un modo semejante. Las experiencias y percepciones de los operadores judiciales siguen siendo el camino preferido para incorporar el plano del ser a la discusión sobre la justicia penal reformada. La utilización de información sistemática y ordenada, válida y confiable, acerca de cómo la nueva justicia penal funciona y qué consecuencias genera es una excepción. Al considerar la reconocida distancia que siempre ha existido entre el "derecho en los libros" y el "derecho en los gechos", resulta indispensable incorporar al debate una mirada más profunda y aguda acerca de lo que la nueva justicia penal es y hace, utilizando las herramientas teóricas y metodológicas de las ciencias sociales e instalando preguntas y respuestas sobre los resultados sustanciale de los procesos de reforma. El presente volumen hace referencia a distintos contextos de diferentes países de América Latina y a una variedad de topicos y a diferentes estrategias metodológicas y perspectivas teóricas, que tienen en común una centralidad a la exploración empírica a través de diversas técniccas de indagación. En el estado inicial de los desarrollos de la investigación social sobre los procesos de reforma de la justicia penal en la región, no hemos comenzado aún a edificar una mirada comparativa. Este es un imperativo fundamental parael futuro inmediato. No parece ser una tarea que sea posible realizar individualemente. Se requiere un esfuerzo colectivo de parte de una comunidad trasnacional de investigadores sociales que acuerde dimensiones y problemas cruciales y estrategias y técnicas para su indagación. Espero que este libro -como el Seminario Internacional en que se originó- sea también un primer paso en esta dirección.