NO ME ACUERDO DE CÓMO FUE NACER Pero me acuerdo de otras cosas. Primero atravesar el mar y después el desierto, un columpio en la noche un termómetro de vidrio, una nevada absurda, una chica, y la cara de mamá, abierta como el agua al abrocharme el overol todos los días de mi vida, en el sentido en que la infancia es una vida.