El mundo se ha puesto a susurrar y cuchichear. El sueño verdadero, sueño oscuro, en las antípodas de la revelación, nos despierta lejos, en las afueras. Las palabras, no obstante, se han formado. Carmen Iriondo no descifra ni traduce, transcribe. Lo enigmático termina de ser una actitud y una respuesta para convertirse en una especie de método de composición, una poética.