Esta pieza pretende mostrar los distintos tonos de dolor emocional que me han habitado durante una crisis existencial bastante extensa.
El título proviene del disco de Miles Davis. Por eso está, en parte, dedicado a él. También está dedicado a mi padre (a.á), quien me enseñó a escuchar la música a todos los niveles: espiritual, mental, emocional. No hay manera de que escuche Kind of blue sin que conecte con su imagen, sentado en un sillón verde, meditando en absoluto silencio. Yo estoy a su lado; soy una niña de cinco años que lo mira. Está a punto de llorar, pero no sabría si es por tristeza o simplemente por amor. Siempre hubo una especie de nostalgia en su manera de amar y de mirar el mundo.
Con los años, creo que su voz, como una música que acude, se fue convirtiendo en una gama azul que suele teñir el pasado y que gira ahí en espiral (¿atrapada?). En algún punto, me atreví a caer en ella, en esa espiral y encontré el vacío.
Conectar con mi padre me fue necesario para comprenderlo. Algunas personas nos encontramos a nosotras mismas así: mirando de dónde partimos. Algunas personas necesitamos entrar en el otro, como en un acto estilo medium, para amarlo con mayor libertad o tal vez sólo sin tanto juicio. Mi conexión con mi padre está y estará presente: lo veo sin verlo, lo huelo sin olerlo, lo toco al hacer este libro y lo escucho en Miles.
Cada ejemplar es una pieza original pintada a mano con acuarela.