Este libro propone interpretar a Heidegger mediante la reconstrucción del panorama filosófico de comienzos del siglo XX y el comprendido entre las dos Guerras Mundiales. En el primer plano de semejante panorama sobresalen las dos montañas heideggerianas de Sein und Zeit (Ser y tiempo; 1927) y la obra que siguió al cambio de rumbo (Kehre) de su pensamiento en las décadas del '30 y del '40. La reconstrucción de Andrew Barash establece continuidades subterráneas entre la obra de Heidegger y su ambiente intelectual y explota su contraste para hacer más inteligible dicha obra. El afortunado descubrimiento de Barash es este: por más vasto que pueda ser el ámbito de variación cubierto por el término "historia", surge en todo momento una pregunta: ¿qué los hace "mantenerse unidos [zusammenhängen]", sea que dicho problema concierna a fases del curso de la historia, condiciones de posibilidad de la crítica de la interpretación histórica, componentes de la historicidad o épocas de una historia del Ser? Barash dedica su trabajo a situar a Heidegger en el espacio de variaciones abierto por las respuestas a esta penetrante cuestión. En dicho ámbito, Heidegger parece de inmediato estar en consonancia con la cuestión de la coherencia, identificable en sus nuevas formas, y en disonancia con todas las respuestas a ella. Eso explica la extraña impresión que le provoca a uno leer el libro de Barash: Heidegger aparece por momentos infinitamente más integrado al período de lo que podría sospecharse cuando se lee, por ejemplo, Ser y tiempo fuera de contexto a propósito y sin embargo más obstinado con la categorización bajo una designación filosófica genérica tal como existencialismo, relativismo o irracionalismo, o de hecho cualquier categorización en términos progresistas o reaccionarios. Y así y todo, es la coherencia de la historia (cualquiera sea el sentido en el que uno tome ese término) lo que mantiene unidos a Heidegger y su época.