En esta descarga poética la provocadora Leonor Silvestri nos introduce en la tradición grecolatina sin sumergirnos en el tedio que comúnmente supone la antigüedad clásica. Muy al contrario sus poemas sobre Ayax, Héctor, Aquiles o Patroclo son una experiencia que podríamos asociar menos con La Odisea que con una interpelación punk. Sus poemas nos hablan de violencia, amor, dolor, y muerte. La intensidad de esas historias vistas con ojos nuevos, fuera de la academia, inspiran esta labor literaria.
Los poemas son versiones de las tragedias pre y post sitio de Troya, en la voz y las historias de algunos de sus personajes: Andrómaca hablándole a su esposo Héctor; Aquiles, a Héctor un minuto antes de matarlo; Aquiles llorando por la muerte de su amigo íntimo Patroclo; Penélope y Odiseo/Ulises en un canto compartido; Clitmnestra y Medea sobre la muerte de sus hijos; la muerte de Héctor; Menelao amenazando a Paris; la esposa de Ayax, Tecmesa, hablándole al héroe griego antes de que este se quite la vida; la reina africana, Dido, cantándole a su enamorado, el troyano Eneas, y éste respondiéndole; la historia de la muerte de la reina de las amazonas, Pentesilea, a manos de Aquiles; etc. Se trata siempre de una voz femenina, aun cuando se trate de lo femenino en un guerrero como Aquiles, llorando la muerte de su amigo: ?Ahora sin vos / Yo / Sin tu mano firme sobre mi cuello / Sin tu voz ardiente / Susurrante / como un niño egipcio, esclavo, sin su / Alejandro, / Ay, Patroclo, qué haré yo?. Mujeres que aman a mujeres y hombres que aman (y matan), también, como mujeres; los poemas de Silvestri hacen explícita la íntima relación entre guerrero y amante, entre la guerra y el amor.
Este libro fue escrito entre 2003 y 2004 a la vera de un proyecto alternativo de estudio sobre literatura y cultura antigua llamado El Círculo de Mesala en honor a uno de los mecenas romanos del período agustal (siglo I a.c.) llamado Corvino Mesala bajo cuyo círculo se agruparon poetas tales como Tibulo y Ovidio, pero también la única mujer escritora romana que llega hasta la actualidad, Sulpicia.